Las autoridades de Estados Unidos confirmaron una noticia que era exigida en varias partes del mundo desde el pasado lunes: la captura de Derek Chauvin, el oficial de policía que asesinó a George Floyd, un afroamericano de 46 años que fue acusado de intentar pagar con un billete falso en una tienda, pese a que el dinero era legítimo.
El policía se arrodilló durante varios minutos sobre el cuello de Floyd, mientras este suplicaba “¡por favor, por favor, no puedo respirar!”. Pese a que el afroamericano ya estaba desarmado y no se había opuesto al procedimiento, otros tres oficiales que estaban alrededor no hicieron nada para detener la escena. Al final la víctima murió camino al hospital.
Los hechos se registraron en la ciudad Minneapolis (Minnesota), donde se conoció que el policía Chauvin ya tenía 18 quejas en su contra por malos procedimientos. Tras la injusta muerte de Floyd, en un crimen catalogado como racista, estallaron varias protestas en la localidad, que incluso dejan una persona muerta por arma de fuego y la estación de policía consumida en llamas.
El oficial arrestado deberá responder por el delito de homicidio en tercer grado, mientras los manifestantes exigen el arresto de los otros 3 implicados. En las protestas, miles de personas gritan “¡no puedo respirar!”, en alusión a las últimas súplicas de George Floyd, el nuevo símbolo mundial de la “resistencia negra”.